Sabanas que aún dibujan
su talle fino y lozano
y su aroma aún presente
en mi cuerpo y en mis manos.
Sus caricias aún me queman
con las brasas de sus besos
que me queman poco a poco
hasta calcinar mis huesos.
Siento que me falta el aire
estoy anclado a su puerto,
sin ella no tengo vida
sin ella soy hombre muerto.
El humo de un cigarrillo
que se eleva hacia el cielo
llevándose una promesa
no divulgar un secreto.
Amanece y el sol sale
no hay estrellas en el cielo
noche quédate otro rato
despertarme yo no quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario